Mi blog 

"Fijate hija que para finales del 2025 tengo como meta escribir 24 blogs para la página Web. Algunos los he escrito en series. Ya llevo 9. eso significa que ya voy casi por la mitad."

Alejandría fundada por Alejandro Magno en el año 331 a.C.

La inspiración de mi marca es el Faro de Alejandría, que iluminó la ruta de los navegantes en el mundo antiguo. De la misma manera, la misión de la editorial que dirijo es guiar a empresas, familias y personas en el fascinante viaje de crear un libro que preserve su historia y la conecte con las generaciones presentes y futuras.

Mi vida profesional 

Mi vida profesional ha estado dedicada a escribir y producir libros por encargoHe trabajado en cientos de proyectos para grupos empresariales, familias y personalidades. Es una gran satisfacción ver cómo estos libros preservan historias, inspiran y conectan generaciones. 

Mis raíces 

Heredé de mi madre, editora, y de mi padre, periodista, el amor por los libros. Crecí entre las prensas de la pequeña imprenta familiar. En secundaria, fundé el periódico estudiantil de mi querido Liceo Salvadoreño, experiencia que marcó mi debut como editor. 

En 1968...

Cuando estaba por cumplir doce años, mi mamá me llevó al centro histórico de San Salvador. Después de tomar un sorbete, visitamos el almacén Paris Volcán para elegir mi regalo de cumpleaños y terminamos en la librería El Árabe, situada sobre la Avenida España, justo enfrente del antiguo edificio de Correos.


Mi madre quería comprar “Cien Años de Soledad”, la novela que comenzaba a sonar como best seller mundial, pero ya estaba agotada. En el estante principal, destacaba un libro de gran formato titulado “Imágenes y Palabras”, de Pierre Teilhard de Chardin. Solo había un ejemplar y mi mamá me dijo que le encantaría como regalo de Navidad.

Cuando vi el precio anotado a lápiz en la primera página, supe que catorce colones eran inalcanzables para mis finanzas. Eran casi cuatro meses de mi mesada y faltaban solo dos para Navidad. Mi madre propuso un trato: regar el jardín durante dos meses por veinticinco centavos al día. Acepté la propuesta y dejamos reservado el libro.

El 20 de diciembre hice mi entrada triunfal a la librería para comprar “Imágenes y Palabras”, empacado para regalo. El dueño me preguntó sonriendo si iba a pagarlo con mis ahorros.

–Entonces llevátelo en doce pesos –me dijo–, y que te den también Cien Años de Soledad. Ese te lo regalo yo a vos…

El mensaje de Año Nuevo

El 1.° de enero, en el desayuno de Año Nuevo, mi madre abrió el libro en la mesa y me pidió que leyera para ella y mis hermanos este mensaje: 

«Nos encontramos reunidos cara a Dios para recibir el Año Nuevo. Dios no tiene, indudablemente, la misma cara, la misma figura, para cada uno de nosotros. Pero puesto que todos somos seres humanos, ninguno de nosotros puede escapar al sentimiento y a la idea de que existe, por encima y por delante de nosotros, una energía superior, el equivalente agrandado de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad.

A esta Presencia Universal, que nos envuelve a todos, pediremos que nos reúna como en un centro común y vivo con aquellos que amamos. Acordándonos, de su omnipotencia, le pediremos que anime favorablemente para nosotros, nuestros amigos y nuestras familias la complicada red en apariencia tan incontrolable de los acontecimientos que nos esperan en el curso de los meses que vienen.

Que el éxito corone nuestras empresas, que la verdadera alegría esté en nuestros corazones, y que en la medida que el sufrimiento no pueda sernos evitado, este sufrimiento se transforme en el gozo superior de mantener nuestro pequeño puesto en el universo y de haber hecho lo que debíamos. He aquí lo que Dios puede realizar a nuestro alrededor y en nosotros mismos por su acción profunda».

Pierre Theilhard de Chardin

“A por España, tíos

Ahora nos preparamos para abrir mercado en España, creando alianzas con socios estratégicos. Será un gusto conversar contigo sobre el libro que llevas en tu mente o explorar nuevas formas de cooperación profesional. 

Además me gustan las Gildas y los Txacolís y paso diciendo que no extraño la comida salvadoreña, pero si Frank hace pupusas, me como 6 de un solo mientras los demás no están en la cocina. 

Seguiré contando mi historia...

Porque el partido no termina hasta que el árbitro no pita.